Herramientas emocionales. Una clase abierta.

Herramientas emocionales. Una clase abierta.

Herramientas emocionales. Una clase abierta.


En un mundo lleno de actividades y responsabilidades, ¿existe un
espacio para simplemente "escuchar" lo que sentimos? ¿Nos detenemos en
nuestras casas, o en las escuelas, para reflexionar sobre nuestras emociones y
cómo enfrentamos las situaciones cotidianas? Pareciera que, en nuestra
cultura, hay tiempos para practicar ejercicios y lecciones de contenidos
académicos, pero no para reflexionar sobre lo que nos pasa y cómo afrontar
determinadas situaciones que se nos presentan en la vida.
En el mes de noviembre, los estudiantes de segundo año de nuestra
escuela secundaria ofrecieron una clase abierta llamada "Herramientas
Emocionales Listas para Usar". En este encuentro interactivo, compartieron las
habilidades trabajadas en su Taller de Capacitación en Inteligencia Emocional,
dictado por la profesora Lic. Paola Szerman en el espacio curricular de
Construcción de Ciudadanía.


Esta capacitación es un espacio en el cual se vuelve natural poner en
palabras lo que sentimos y donde profundizamos la observación propia y de
nuestro entorno. A partir de una reflexión guiada, con diversas dinámicas y
técnicas lúdicas, se abre un intercambio grupal que nos permite adoptar
diferentes perspectivas sobre las mismas situaciones. Logramos así, en cada
encuentro, identificar patrones de conducta y explorar recursos de
afrontamiento.


¿Cuáles son nuestras debilidades y nuestras fortalezas? ¿Somos
realmente empáticos con determinadas personas? ¿Repetimos ciertas
reacciones frente a las mismas situaciones o frente a las mismas personas?
¿Podemos reconocer esas reacciones para buscar respuestas alternativas?
¿Qué podemos hacer para manejar el estrés? Éstas y otras preguntas
desarrollaron los estudiantes en la clase abierta que impartieron en el auditorio
del colegio. Las familias que asistieron se involucraron activamente y, antes de
retirarse, nos dejaron unos comentarios por escrito que nos emocionaron.
El programa de capacitación recorre las "Habilidades para la vida",
denominadas así por la OMS (Organización Mundial de la Salud): el
autoconocimiento, la empatía, la comunicación asertiva, la toma de decisiones,
el manejo de las emociones y el estrés, entre otras. Con un sólido sustento
teórico, el taller aporta también contenidos de neurociencias que ayudan a
comprender mejor algunas características del cerebro y cómo inciden en
nuestro comportamiento. Además, incluye ejercicios de relajación y respiración
para el manejo del estrés.


Hay una historia que trata de un leñador que empieza a trabajar en un
bosque en el que debe talar árboles. El primer día tala 15 árboles. Al día
siguiente 10, al siguiente 7, y al siguiente sólo 4. Preocupado, decide hablar
con su jefe y admitir lo que le estaba pasando, y explicarle que no sabía por
qué. El jefe lo miró y le preguntó: “¿Cuándo fue la última vez que te detuviste a
afilar el hacha?” Y el leñador le respondió: “¿Afilar el hacha? ¡No tuve tiempo!
Estaba talando árboles.”

Este es un buen momento del año para ver si podemos detenernos.
Pensar qué puede estar pasando con mi hijo/a, “desnaturalizarlo” (aunque se
haya hecho costumbre), hablarlo, ofrecerle ayuda en lo que manifieste como
debilidad y, al mismo tiempo, demostrarle reconocimiento sobre lo que tiene de
valioso (esto último es fundamental). Y hacerlo también con nosotros mismos:
preguntarnos por qué se nos están repitiendo ciertas situaciones. Siempre de
una forma amable, tanto con el otro como con uno mismo. Todos tenemos
debilidades y fortalezas, todos tenemos algo que aprender de lo que nos
sucede.


La clave está en el primer paso: Parar. Hacer más pausas. Y, tal como
pudimos experimentar en esta clase abierta tan especial, reflexionar:
detenernos a “afilar el hacha”.

Lic. Paola Szerman

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